La comunicación es más que un medio para intercambiar información, se trata de una habilidad social que puede mejorar considerablemente tu calidad de vida y la de quienes te rodean. Veamos cómo puedes favorecer tus relaciones afectivas y profesionales fomentando la comunicación empática.
El objetivo principal de una comunicación efectiva es resolver los conflictos que surgen entre las personas que interactúan.
La base de la comunicación constructiva es el respeto mutuo:
- Respeto por tus propios deseos, sentimientos y pensamientos. Es importante que seas leal contigo mismo, y que expreses lo que necesitas comunicar de manera asertiva.
- Respeto por los derechos de los demás. Ten en cuenta que todo es perspectiva. Recuerda que tu intención es comunicarte para resolver un desencuentro, por tanto es aconsejable que seas generoso en tu diálogo con el otro.
Tipos de comunicación
- La comunicación verbal es la que resulta del lenguaje, ya sea oral o escrito. Se vuelve más colaborativa cuando incluye las palabras “Gracias”, “Lo siento” y “Por favor”.
- La comunicación no verbal es la que transmite más allá de las palabras. Como son: los gestos, la mirada, el espacio interpersonal, el tono de la voz, las expresiones faciales, las pausas al hablar… Incluimos aquí los emoticonos de los mensajes de texto que también son interpretables.
Cuando te comunicas no solo expresas ideas, también transmites tu estado de ánimo. El cerebro humano consigue captar en el interlocutor esos cambios sutiles que quizás consideres imperceptibles: un microgesto, el ritmo de la respiración o el tamaño de sus pupilas.
La meta del diálogo productivo es conseguir un sistema de comunicación en el que todos ganen
Comunicación Agresiva (enfrentamiento): Yo gano, Tú pierdes
Comunicación Pasiva No Asertiva (sumisión): Yo pierdo, Tú ganas
Comunicación Pasivo-Agresiva: Yo pierdo, Tú pierdes
Comunicación Asertiva: Yo gano, Tú ganas
Entrénate para conseguir una adecuada comunicación
Aunque no tienes control sobre las circunstancias, puedes controlar la forma en la que comunicas tu malestar. Cuando una situación nos descoloca, el cerebro emocional es el primero en entrar en acción, después interviene el cerebro racional. Es decir, será necesario gestionar las emociones antes de poder establecer una comunicación constructiva. Ya sabes que solo tú eres responsable de cómo te sientes y solo tú serás responsable de lo que digas.
Fase I. Auto-empatía
- Reconoce la propia emoción ¿Es rabia?
- ¿Qué notas en tu cuerpo? Presión en el pecho, dolor de cabeza, tensión, etc.
- Si te miras al espejo ¿Cómo cambia tu expresión? ¿Qué puedes ver? Ojos rojos, cara crispada, etc.
- Utiliza afirmaciones para describir la emoción: “Yo me siento tenso”, “Siento enfado”, etc.
- Reconoce qué te estás diciendo para sentirte así. Lo que tu interlocutor te ha dicho, te hace sentir que…: no vales nada, no eres respetado, etc.
- Detecta las exageraciones que hay en ese diálogo contigo mismo. Por ejemplo: “No valgo nada”. Mentira, sí que vales. O “No tengo autoridad”. Cuando estás en calma sabes que no es así.
- ¿Qué te puedes decir a ti mismo para sentirte mejor? Por ejemplo: Muchas veces en la vida he hecho cosas muy buenas.
- Reconoce cómo te vas sintiendo. Por ejemplo: menos preocupado/enfadado, observo mi semblante tranquilo, etc.
Fase II. Empatía
- Refleja los sentimientos de tu interlocutor: “Veo que estás muy enfadado/triste”, “Veo que lo que te he dicho te ha molestado”.
- Ejercita la escucha activa con verdadera intención de comprender lo que tu interlocutor pretende comunicarte.
- Si lo que escuchas te altera, informa a tu interlocutor de que necesitas tomarte un tiempo para calmarte. Repite la Fase I y vuelve a abordar el tema cuando te sientas más tranquilo.
Fase III. Auto expresión desde el corazón
- Expón con claridad lo que quieres comunicar, pero hazlo siempre en primera persona: “Me he sentido herido”, en lugar de “Me has herido”. Ó “No estoy de acuerdo en esto”, en lugar de “Estás equivocado”. Cuando quieras rechazar algo, hazlo sin justificar tu respuesta, simplemente practica diciendo: “No me apetece”, “Prefiero no hacerlo” o “No me siento bien haciendo eso”.
- Si tienes dificultades para ordenar tus ideas sobre la marcha, prueba anotando previamente lo que piensas para exponerlo después.
- Reflexiona ¿Qué has aprendido sobre esta situación?
Un caso práctico
Has quedado con un amigo que llega tarde a su cita contigo, pero no te llama para avisar sobre el retraso. Te sientes enfadado y piensas que tu amigo no valora tu tiempo.
Puedes reaccionar de forma:
Agresiva. Increpas a tu amigo y le recriminas “Siempre haces lo mismo, no voy a volver a quedar contigo”
Pasiva No Asertiva. Reprimes tu ira. Cuando tu amigo llega, no te crees capaz de comunicarle que te molesta lo que ha hecho.
Pasivo Agresiva. Te marchas del lugar para castigar a tu amigo, y nunca llegas a comunicarle lo que sientes.
Asertiva. Le dices a tu amigo “Me siento mal cuando te retrasas y no me avisas”
Errores en los que ya no vas a volver a caer
- Evita los rodeos y el lenguaje manipulativo para que tu comunicación sea íntegra.
- No dificultes la situación encubriendo los hechos con mentiras (o medias verdades), así solo conseguirás que tu interlocutor decida desistir de la comunicación asertiva.
- Si no estás seguro de la honestidad de tu intención, pregúntate antes de hablar: ¿Para qué quiero comunicar ésto?
- Huye del sermón, no des lecciones ni hagas juicios. No utilices la ironía.
- Tienes derecho a enfadarte, pero evita las situaciones de castigo contra tu interlocutor (recuerda que el silencio puede ser otra forma de violencia).
- Tu interlocutor no precisa de pretextos, es preferible que aportes solo datos verdaderos.
Y, sobre todo, aprende a comunciarte asertivamente también contigo mismo.
Gracias por formar parte del Club y compartir.
Comunicación no violenta de Marshall B. Rosenberg y apuntes de María Cervera Goizueta